jueves, 18 de noviembre de 2010

La desaparición, incluso, del cliente tradicional

En la "limpia" para el traslado, me he encontrado con infinidad de libros que solo en unas pocas ocasiones he consultado. Desde ejemplares sobre el curtido de pieles, hasta los que versaban sobre los hornos para cerámica, pasando por los clásicos de carpintería casera; un sinfín de ejemplares adquiridos solo como información, se almacenaban en mis estantes...

Y a estas alturas, me da por pensar ¿para que adquiría semejantes cosas? La respuesta es clara: por disponer de información suficiente sobre los temas que siempre me han interesado ¡y tengo un interés muy amplio!
Resulta completamente absurdo estar conectado a internet, con la infinidad de información asequible en un instante, y mantener al unísono una biblioteca que se va quedando caduca a los pocos años y no por eso disminuye de tamaño, sino todo lo contrario.

De igual forma, empieza a resultar absurdo el mantener un archivo fotográfico físico millonario, cuando existen lugares en la red con almacenamientos masivos, a un bajo coste de unos pocos euros al año...
La aparición de estudios fotográficos con espacios de alquiler, libera también la necesidad de un amplio lugar para trabajar fotográficamente las maquetas arquitectónica (que poco a poco, caen en desuso).

Si eliminamos el 99% de los libros de nuestra biblioteca dejando unos pocos ejemplares actuales, eliminando también todo tipo de archivos físicos con todas nuestras imágenes profesionales y, de igual forma, la necesidad de disponer de cierta cantidad de espacio para fotografiar , podríamos llegar a intuir como ha de ser el estudio de un actual fotógrafo de arquitectura...

La disminución del tamaño y el peso de nuestros instrumentos de trabajo han hecho, en la gran mayoría de las situaciones, prescindir del tradicional ayudante para poder trabajar en la calle e incluso en el estudio

Pero la cosa no queda aquí, ya que hemos pasado de subcontratar un laboratorio que procesaba nuestras imágenes, a realizarlo nosotros mismos de forma mucho mas rápida y con mucha mas calidad; las cámaras digitales y los ordenadores, han obrado el milagro.

Y ¿que decir de la entrega de nuestras imágenes? El correo electrónico, los programas FTP o los cientos de almacenamientos intermedios para descargas que se encuentran a nuestra disposición en la Red, nos han hecho prescindir completamente de los mensajeros y correo ordinario; de las grabaciones en CD y DVD para entregar nuestro trabajo a los clientes.

Nuestras actuales necesidades reales de espacio de trabajo, se basan poco más que en un cuartito pequeño dispuesto en la propia vivienda o en un conjunto de despachos de alquiler...Empiezo a entrever, ya en la lejanía, la visión de todo el "tinglado" que teníamos que tener montado, hasta la revolucionaria aparición de la Red y los sistemas digitales en la imagen.

Lo más curioso del tema, es que también empiezo a entrever la desaparición del medio en el que se muetra nuestro trabajo (el papel) en favor del medio digital y, con ello, también y en una cierta autosuficiencia, la desaparición, incluso, del cliente tradicional especializado, en favor del cliente publicitario en la Red...

Esto supone una auténtica revolución realizada en un pequeño espacio y con unos medios ínfimos; todo lo demas, empieza a estar absolutamente sobrado...

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