martes, 5 de abril de 2016

Preparando la jubilación (42).El vivir en un pueblo (6). Experiencias

Un relato de la experiencia real de vida en el pueblo, para alguien de la ciudad:

"Yo soy de ciudad, y me vine hace cinco años a vivir a un pequeño pueblecito manchego de dos mil habitantes, buscando la paz, la mejora en la alimentación, el contacto con la naturaleza. La vuelta al origen humano, vaya, a la raíz.

Me busqué un chalet adosado al borde del campo, rodeado de pinares y de viñas, con un horizonte inmenso de cosechas verdes a lo lejos. Precioso. Hago unas fotos con el móvil de los atardeceres que serían la envidia de National Geographic.

Pero claro. Cuando llegan las fechas de sulfatar, tengo que andarme con cuidado de tener la casa bien cerrada, y no puedo ni poner un pie en la calle, a riesgo de llevarme una ducha de veneno. No te puedes fiar aunque no veas cerca la máquina: el viento mueve el sulfato y lo arrastra a kilómetros. Sospecho que en un apartamento de la Gran Vía respiraría aire más puro.

Para la procesionaria de los pinos también echan un veneno que hay procurar evitar. Y a pesar de ello, convives con las filas de orugas, venenosas y peligrosas, a diario.

Como el pueblo es ganadero, las ovejas inundan las calles, y las proximidades. No tengo ningún problema con el fuerte olor a mierda de oveja, ni tampoco con el fuerte olor a mierda de cerdo que desprende la granja cercana. Aunque pasear por allí con mi perra, y escuchar los gritos histéricos de los animales que van a ser sacrificados, es poco relajante.

Lo peor del ganado son las pulgas. Como llevamos un invierno suave, rara es la semana que no me encuentro una picadura nueva en las piernas. Y la perra no digamos, lleva tantas pipetas y collares antiparasitarios, que ya casi brilla en la oscuridad.
A pesar de ello, se la comen viva, y el animal ha tenido ya muchos problemas de salud a causa de los parásitos, o a causa de los productos antiparásitos. Como no la saque pronto de aquí, va a ser su tumba.

Lo segundo peor del ganado son las moscas. Todo el año matando moscas en casa. Gordas y estupendas, bien criadas. Insufribles, y eternas. Todo el año. Moscas que han estado encima de las mierdas, se te pasean por la boca y los ojos mientras intentas dormir. Todo sanísimo. Para sobrevivir, más insecticida y venenos por toda la casa.





En estos cinco años, he pasado mucho tiempo buscando quien me vendiera huevos de verdad, de gallinas criadas libres y con trigo molido. O quien me vendiera tomates de su huerto, ecológicos y sabrosos. Ha sido imposible. Quizá porque soy de fuera, y no se fían de que los denuncie o vaya usted a saber. O los reservan para las amistades.

Pensé que con el paso de los años, me irían aceptando como una más. Pero eso en un pueblo es absolutamente imposible. He visto cómo hablan de gente que no es de aquí pero lleva viviendo cuarenta años, y siempre añaden la coletilla "Fulanito, el que es de tal pueblo". Incluso existe la pureza de sangre: "Fulanito, el que sus padres vinieron de tal pueblo". Jamás eres de aquí. Es imposible ser de aquí, ser uno de ellos.

Para hacer la compra me tengo que ir al pueblo de al lado, porque aquí sólo hay un supermercado y es tan caro y te atienden tan mal como les sale de los cojones. Como no hay competencia, todo lo del pueblo es peor y más caro. Suena surrealista, y es la triste verdad. Coges el coche y te vas a una ciudad, haces la compra del mes, y estás ahorrando una pasta.

Y claro, me voy a largar en cuanto pueda. Porque ya está bien. El pueblo es una estafa vital. El pueblo es sólo para los que son del pueblo."


Este relato real aparecido en un foro,  viene a confirmar lo que ya habíamos deducido nosotros de forma racional en otros aspectos (el económico) en cuanto a la posibilidad de vivir en un pueblo tras nuestra jubilación: resulta incómodo y difícil para un urbanita, además de muchísimo mas caro de lo que resulta una gran ciudad… 

Luego está el tema de la calidad de alguna gente. Aunque parezca mentira, en los pueblos se suele juntar la peor de todas: cotillas, envidiosos, cobardes, traicioneros… También nosotros hemos tenido una casa en el pueblo sufriendo los cotilleos, mentiras, difamaciones que de tanto ser repetidas entre ellos, todo el mundo termina por dar por seguras; cuando te enteras, alucinas con la capacidad de inventar y mala intención que tiene alguna de esa gente. ¡Que manera mas tonta de amargarse! Nosotros les regalamos, muy gustosos, esa forma tan "natural y ecológica" de entender la vida...

Uno se defiende siempre mucho mejor en el medio que conoce y nosotros, urbanitas de toda la vida, nos movemos en la gran ciudad como pez en el agua; en un pueblo, necesitaríamos otra vida  entera para aprender a navegar en ese nuevo y "ecológico" medio.




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5 comentarios:

  1. ¿Entonces como se entiende que a la que los urbanitas disponen de 1 día libre, salgan a escape de la maravillosa ciudad a invadir los pueblecitos tanto de montaña como de costa?. ¿No deberían disfrutar de su día de asueto paseando entre sus maravillosos edificios y respirando su refrescante aire?. Se podría decir que una cosa es vivir durante todo el año y otra hacer solo escapadas pero sigue sin tener sentido, ¿quien se escapa a sitios peores al que que vive regularmente?.

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  2. Hola.
    Hombre, yo te puedo decir lo que me pasa a mi: tras una año trabajando en un lugar, me gusta cambiar de aires; si lo hago en una ciudad, me marcho al campo; si lo hiciera en un pueblo, me marcharía a disfrutar de una ciudad. El cambio es descanso…; la monotonía por largo tiempo es muy cansada...

    Cabría preguntarse ¿cual es la razón para que los fines de semana y vacaciones, se llene Madrid (o cualquier otra gran ciudad) de turistas nacionales, que habitualmente viven en pueblos….? Madrid, los domingos esta lleno de gentes de otros lugares (habitualmente pueblos bucólicos y maravillosos).

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  3. Mmm, buen razonamiento, creo que sin duda es debido a la gran oferta cultural que evidentemente no puede ofrecer un pueblo, lease teatros, ofertas de cartelera de cine, museos, monumentos... O bien para gente joven bares y discotecas. Es lógico que eso no abunde en sitios pequeños.
    Personalmente he vivido en grandes ciudades como Londres y Barcelona, soy de un pueblo de 15000 habitantes donde viví durante 18 años y he pasado una temporada en un pueblo de tan solo 9. Y la verdad es que nunca he estado tan bien como ahora en una pequeña ciudad de 150.000. Tengo oferta de todo y con poco ruido, tocando montañas y playa.
    Evidentemente supongo que todo es cuestión de edades y necesidades, pero las grandes ciudades, al hacerme mayor, me asfixian cada vez más.
    Un saludo, amigo. :)



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  4. No creas que es solo la oferta cultural. En esto todo depende del como se lo ha montado cada uno. En mi caso, por ejemplo, vivo en una casa tan sumamente silenciosa que le llamamos la cueva; no sabemos si existe vida fiera de ella...jajajaja

    Por lo tanto agradecemos cuando hemos de salir a la calle el encontrarnos con algo mas de bullicio…
    Aunque nuestra casa esta situado en un barrio popular (Pacifico) nuestra calle es muy ancha, silenciosa y con muy poco trafico. Con todo eso, ni tan siquiera apreciamos esa calle pues nuestra vivienda da a un patio de manzana que es el mas grande de Madrid (250 metros de largo y 100 de ancho). Por lo tanto, tenemos toda la luz del mundo, con un silencio sepulcral, pero en medio de un barrio popular donde siquiera tenemos problemas de aparcamiento en la mayor parte del día… Nosotros podemos afirmar, que disfrutamos de Madrid todos los días. Saludos

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  5. Pero en vacaciones, como bien te he dicho, me marcho al campo o a un pueblo minúsculo; lo contrario de lo que vivo a diario. Saludos

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