Tras unos días en los que lo he pasado realmente mal, parece que la infección ocular empieza a remitir y ya empiezo a poder hacer cosas apreciando imágenes y no tanto nieblas. Realmente ya estoy hastiado de tanta inactividad relativa, aislado casi completamente y a oscuras en casa.
La invasión vírica de mis ojos, ha llegado incluso al cristalino, produciéndome una falta de visión considerable; una niebla continua, en uno de los ojos, mientras imágenes desenfocádas por el otro, ha sido mi visión del mundo por más de un mes.
El responsable de esta infección, fué mi visita al oftalmólogo en donde me contagiaron mientras me preparaban para la visión del fondo del ojo, con gotas dilatántes de la pupila; un error de la enfermera, hizo que el recipiente de las gotas me tocara el ojo, tras viajar por varios pacientes en espera. La precaución de la visita al oftalmólogo, ha hecho que me pegaran una enfermedad que posiblemente me impida una visión normal, con irritación ocular y exceso de sensibilidad a la luz (fotofóbia) por mucho tiempo (posiblemente, años).
Y esta visita al oftalmologo, lo fue por precaución por los extraños síntomas que tenía tras una sesión de los cursos al sol potente del mes de Julio en El Escorial. Realmente, hay que pensarse muy mucho si la precaución masificada, no resulta ser un riesgo superior que las precauciones personales: el mejor medico, suele ser uno mismo...
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