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Adentrarse en la sociedad gallega, es adentrarse en un mundo antiguo y auténtico, donde los adornos no caben en absoluto, al menos en las aldeas (supongo que en las ciudades la gente estará mas contaminada). Aqui todo es de verdad
Siempre me llamó la atención el aspecto de pobretones que tienen muchas de sus gentes, donde parece que no tienen donde caerse muertos. También el trato que procesan a los de las ciudades (especialmente a los de Madrid), dando a entender que estos son ricos mientras ellos, casi viven en la miseria...
La sorpresa te la llevas cuando estos tienen algún problema económico (tras un lluvioso invierno, han de arreglar un tejado de la casa, por ejemplo) y aparece su supuesta "miseria". Es inevitable la pregunta: "¿como es que Fulanito reparo todo el tejado renovándolo completamente, en vez de repararlo en parte?". La respuesta era evidente: "no merecía la pena hacer una reparación parcial, ya realizada otros años, pues ya era mucho más acertado hacer una reparación integral de la cubierta".
Como estás hablando con gente de toda confianza, te atreves a comentar: "pobre hombre; habrá tenido que pedir prestado". Y la sorpresa final llega con el comentario del amigo: "no, hombre; el tiene muchos pinos para vender y vendió unos pocos"...
Es decir que lo que ellos consideran ser pobre, es no tener dinero fisico contable; los bienes tangibles, donde todos tienen sus ahorros, no es tener dinero.
Los ahorros de esta gente, los tienen en bienes (pinos, fincas, viñas productivas) y no en dinero fíat. Lo tienen en cosas tangibles y no en apuntes contables en un banco, que ellos no pueden controlar y que está expuesto a todos los peligros del mundo. Y de tener algo de moneda para el día a día, lo tienen en "el colchón" y nunca en el banco.
Y dado cómo están las cosas y el futuro que aparenta tener, para la gente que vivimos en las ciudades, será difícil tener pinos que se puedan tocar y tierras para controlar a diario, pero no así monedas de oro y plata que se puede guardar casi en cualquier lugar Estas, pueden ser los pinos de los habitantes de las ciudades en los que poder meter los ahorros sin que corran peligro. No tengo la mas mínima duda que a mis hijos les recomendare que inviertan en ellas, pensando ya en su jubilación... Para nosotros, ya es un poco tarde...