jueves, 2 de febrero de 2012

La silenciosa cueva

La verdad es que no paramos ni un minuto. Eso sí, muchas horas de mesa y no tanto de toma de campo. Pese a ésto, tenemos un buen atasco con cantidades muy cercanas a las dos mil imágenes por procesar. Cierto que ahora no me "ando" con tantos remilgos como antes (con lo que se cobra, no da para ello), pero de todas formas me sigue resultando agobiante.

Y es que por otro lado, y como bien le decía a un amigo, esta crisis nos ha hecho subir en parte el "nivel de vida": aunque trabajamos más horas, el tiempo incluso nos da para la siesta nacional . Y ello se debe fundamentalmente a realizar el trabajo  en casa sin perder apenas tiempo en desplazamientos y similares asuntos; nos damos con un canto en los dientes si pasáramos todo lo que nos queda de crisis de esta manera. El problema es que no creo que la cosa mejore por muchos años...

El miedo se nos sigue metiendo en el cuerpo al ver las últimas estadísticas sobre el paro...Y el problema es que aumentará mucho más,  hasta que desaparezcan los excesivos puestos de trabajo en una economía tan minúscula como la nuestra; aquí no producimos casi nada...

¿Como recolocar a tal número de parados en esta economía? En mi humilde opinión, no hay otra forma que la creación de una "economía de guerra", en la que se bajen mucho los sueldos y se multipliquen los míseros trabajos a tiempo parcial. Desgraciadamente, no hay otra forma y, mientras no aceptemos ésto por válido (esperemos que de forma provisional), no podremos salir del abismo en el que nos hemos metido

Por todos lados se buscan responsables sobre lo sucedido y, en mi opinión, el responsable es el sistema, que premia la mentira y el engaño a cambio de unos pocos votos, con poltrona incluida...Y esto, no es más que lo que vivimos a diario en nuetras relaciones sociales: la apariencia es lo que más se valora y, la trampa y los tramposos , a lo que más se premia...; el trabajo no "viste" nada y el trabajador, aquí,  no está de moda.  Por ello, tengo la certeza que nos espera una buena recorversión a una realidad que no es la que se ha visto hasta ahora en este país...

A nuestro lugar de trabajo ya le estamos denominando "la cueva", por su pequeño tamaño, absoluto silencio, temperatura estable y muy escasa luz natural... Y al salir de él tras largas horas de pluriempleo, tienes una sensación de desorientación considerable, muy parecída a la que se sentía al salir de "la discoteca" (denominación del laboratorio analógico, iluminado casi exclusivamente con luz roja). Claro que ahora son muchísimas más horas de aislamiento, rodeado de ordenadores con rumores continuos de ventiladores y calor sofocante...

Pero insisto: ¡¡con un canto en los dientes...!!

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