Hemos pasado un verano terrible consecuencia de no poder abrir las ventanas durante las 24 horas de todos los dias de junio, julio y agosto.
La única forma de haber podido aguantar ha sido a base de aire acondicionado de gas que teníamos encendido por la mañana , tarde y noche. Dado el tremendo consumo que eso produce con dos aparatos, he tenido que hacer pequeñas recargas de las baterías en horarios punta, por precaución ante posibles cortes eléctricos: nunca deje menos de un 35-40% de la carga máxima.
He recibido la factura del mes de julio-agosto (la peor época sin ninguna duda) y ha sido sorprendente: 34 euros. Estoy convencido que antes de la compra de la baterías, esa factura no hubiera bajado de los 120 euros pese a tener todos los ajustes y precauciones que había tomado.
Y es que los cambios han sido muy profundos y realizados en poco tiempo: bajada de la potencia hasta los 500w, cambio de compañía eléctrica con tarifa de coche eléctrico, utilización de las baterías de 10.800wh, realizando incluso recargas fuera del horario valle con la técnica ya descrita en otras entradas...
En el caso de haber adquirido otra batería como estaba previsto, para tener una reserva extra de energia ante apagones, la amortización de la misma, dados los gastos extras que he tenido por las recargas (un máximo de 5 euros/mes), hubieran supuesto los 33 años, lo cual es evidente que no merece la pena.
Como única acción tras demostrar esto es , si acaso, la adquisición de un enchufe inteligente para poder realizar la recarga a distancia (por wifi), si ello fuera necesario (hasta ahora se ha realizado a mano). Es imposible mejorar más en este campo y podemos darnos por preparados ante prolongados cortes eléctricos o, incluso, las probables grandes subidas de las tarifas eléctricas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario