24 horas de sol

Adelantamos el viaje para poder coincidir con una ventana de buen tiempo entre dos borrascas, en S. Sebastián. Y hemos acertado de pleno; hoy en Santander ha amanecido completamente nublado... Creo que entre las asignaturas imprescindibles para un fotógrafo de arquitectura, ha de ser, sin ninguna duda, la predicción meteorológica pues, no nos podemos fiar de las previsiones oficiales, que suelen confundirse en un altísimo porcentaje. 

El programar un viaje hasta S. Sebastián, pagar el transporte para dos personas, hotel, estancia  y sueldos (ayudante y fotógrafo), en las actuales circunstancias, puede ser una "gracia" el encontrarte, en el lugar de trabajo, lluvia o mal tiempo. Naturalmente resulta tentador realizar el trabajo con la  mala forma de luz que se presente. Pero, para aquellos que pretendemos hacer las cosas bien, resulta un gasto considerable que, ademas, el cliente no entenderá con seguridad y habremos de asumir nosotros mismos en la gran mayoría de los casos.

Afortunadamente, hace años que aprendimos de los agricultores, a realizar previsiones meteorológicas basadas en los cambios y evoluciones naturales del medio que nos rodea, así como la utilización del barómetro-altímetro transportable.

Hace algunos años que no viajaba por el interior del País Vasco pero, en esta ocasión, hemos ido a la busca y captura de algún nuevo autor;  a descubrir alguna nueva arquitectura... Nos hemos decepcionado del mal estado en el que se encuentra casi cada pueblo por el que hemos transitado; la industria se mezcla con la vivienda, la huerta y los camiones, en una especie de locura continua casi en cada rincón... Las carreteras locales, en un estado lamentable o en obras. Un trafico infernal lo inunda todo...

Y un amigo me informa que la crisis ha llegado al País Vasco en el 2012, con una virulencia desconocida; ha llegado mas tarde que al resto del país,  pero con mucha mas fuerza...

Ormaiztegui, el pueblo natal de mi familia, está absolutamente desconocido. Ha crecido de forma medio descontrolada, cambiando toda su estructura tradicional en poco mas  de diez años...

Comimos en Salvatore. La verdad que en esto no he notado cambios: se come de forma maravillosa, con una atención exquisita  y a muy buen precio ¡menos mal que la decepción no ha sido completa!. Los lugares tradicionales que conocía, casi todos, cerrados...

Aprovechando con este viaje, intentaré terminar otro reportaje en Cantabria, también con la luz apropiada, mientras nos pasamos unos días de descanso por esta tierra: muchos kilómetros en bicicleta, muchos paseos mirando al mar mientras, a ratos (y esta es una gran diferencia con Madrid), procesando los trabajos realizados...

Pero, el problema de trabajar en un pueblo es que te olvidas un pequeño elemento (como un cable USB, por ejemplo) y casi tienes que hacer un pequeño viaje para conseguirlo. Esto es lo que me ha sucedido en esta ocasión. Mañana me tocara desplazarme hasta la ciudad para comprarlo, porque por aquí me parece que, de tenerlo, me lo cobrarán como un instrumento de alta tecnología...