Consecuencia del mal trato recibido por la Fundación Canal
en cuanto a que no solo no me han facilitado imágenes del montaje de la
exposición (exquisito, por otra parte), sino que, la que afirma ser su
respondable Mar Osorio, me ha negado la posibilidad a que yo las
hiciera para estas páginas (aparentemente, esta ignorante en temas
arquitectónicos, ha de pensar que las quiero para copiar la instalación de la exposición o las fotografías ¡vaya usted a saber!); una pena para los responsables de su diseño y para la Fundación, que se pierden los cerca de las actuales 200.000 visitantes anuales
especializados, que tiene arquitecturaenimagen y sus ramificaciones...
Consecuencia de eso, insisto, haré unas serie de artículos referidos,
única y exclusivamente, a Vivian Maier.
Vivian Maier, para mi, es oro puro.
Y lo es como consecuencia de haber conseguido no tener ningún lastre
cultural fotográfico, que le impidiera avanzar en su investigación de la
imagen, de su vida, a lo largo de toda su historia. En ella, se da el
bagaje cultural de todos los grandes en fotografía, además de
sobrepasarles en resultados prácticamente en todos los temas, llegando a
experiencias revolucionarias difíciles de encontrar en ninguno de
ellos.
Desde
las experiencias de ...supuestamente cercanas al surealismo.... ¡Uf!
mejor empecemos por el pricipio aunque me alargue pues, de otra forma,
no lo entenderá nadie...
Y estoy convencido que muchos pensarán que soy un engreido, pero haré un estudio comparativo con mi historial personal
como fotógrafo, respecto a la linea de trabajo que tanto esta mujer
como yo mismo hemos seguido, como consecuencia de mi empeño en no tener
influencia de mis compañeros fotógrafos e incluso de los maestros de la
fotografía; nuestra fotografía es la historia de nuestras vidas; una
forma de estudiarnos a nosotros mismos para intentar comprendernos
nosotros y a nuestras circunstancias.
Y
así como ella se autorretrata continuamente, incluida en lo que le rodea
como preguntándose, el qué hace ella en medio de esta extraña sociedad,
yo lo hago de otra manera: no me he autoretratado nunca; no lo soporto.
Y esto último, que aparentemente es lo contrario de la postura de esta
mujer, yo encuentro que es un punto de encuentro con ella: no entiendo
nada del porqué de mi existencia aqui y, por lo tanto, de mi imagen en
esta cosa extraña llamada sociedad; ella tampoco, pero se observa
incluida en ella; yo la califico por mis ausencias, en todas mis
imágenes...
La
pista fundamental del fondo de la cuestión, nos la dá nuestros
lugares de trabajo personales: ella un simple wc en el que almecenaba
sus recortes de prensa, revelaba y secaba sus negativos... Esto implica
necesariamente poco cuidado en la calidad técnica de los mismos; en
ella importa tan poco la imagen que al final incluso no revelaba muchos
de los carretes y se limitaba al disparo y mirar tras el visor. Esa
sensación la he tenido yo a lo largo de toda mi vida; lo importante
somos nosotros y lo que descubramos en la imagen; incluso la prueba de
ello (la imagen captada final) tiene poca importancia...
Mi mesa actual de trabajo. Yo tengo cierta justificación al utilizar ya tecnología digital al 100%. Ella, hubiera disfutado mucho más de lo que lo hizo y hubiera llegado mucho más lejos (*) |
Y
ha sido esta "extraña" postura (extraña, por lo poquísimo corriente) la
que me ha enamorado de esta mujer: la foto le importa cuatro pepinos;
es la vida (su vida) lo que realmente llama su atención... Y alguno se
preguntará ¿que es lo que le llama la atención de una vulgar niñera? Y
la respuesta, será la demostración de lo que realmente buscamos los
dos...
javier azurmendi.
arquitecturaenimagen.com
junio 2016
(*) todas las fotos tienen copyright de su autor, propietarios o herederos y, por lo tanto, sujetas al pago de derechos para usos comerciales.
javier azurmendi.
arquitecturaenimagen.com
junio 2016
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