miércoles, 13 de octubre de 2010

Admirar a un genio

"Era muy pobre. No tenía dinero. Había sido actor alguna vez, creo que en una compañía ambulante. Yo me ausente de mi estudio durante unas semanas, cuando él falleció...
Era un hombre muy simple, casi ingenuo, como un pintor dominguero, aunque trabajaba en ello todos los días. Cuando le hice reproducir algunas cosas suyas en alguna revista me dijo: no pongas mi nombre. Son solamente unos documentos que hice....No quería ninguna publicidad..."

Estas son las palabras que Man Ray, utilizó para definir a Eugene Atget, uno de los grandes genios de la historia de la fotografía.


Atget, pobre y enfermo, fotografíado por Berenice Abbott poco antes de su muerte



Fontao (Villa de Cruces. Pontevedra) fué una de las explotaciones mineras mas importantes de los tiempos franquistas. El volframio daba de comer a muchas personas de la zona y ...la muerte a otras. El suministro para los nazis alemanes, salio de aquí de forma ininterrumpida. Terminó por cerrarse en el año 1974.

Curiosamente había un interesantísimo poblado minero junto a ésta, diseñado por los arquitectos César Cort Gómez Tortosa y Basilio Bas y que ha sido rehabilitado por la actual Administración...En este poblado, hemos pasado los días del reencuentro gracias a la generosidad de una gran amiga.

EL Poblado minero de Fontao, rehabilitado

Y en Fontao, como en cualquier otro lugar, el tiempo se puede observar, modelar y utilizar, como a mi más me gusta: cual si estuviera en un interminable y placentero diálogo con Bergman; en un casual y mágico instante, con el "simple", "ingenuo" y viejo Atget


Como decía el que fué mi amigo Nacho Criado, el lugar para trabajar, no ha de ser necesariamente físico; puede estar en la cabeza y, con ello, poder expresar y dar forma a la sensibilidad en cualquier lugar, en cualquier situación y con cualquier circunstancia; casi sin un mínimo gesto...; de forma "simple...".


Abajo: Dos "fijas" de la película "Juegos de Verano" de Ingmar Bergman realizada en 1950. En ella se dan, de forma recurrente, escenas estáticas donde algún elemento circula libremente entre el estatismo de la cámara y el de la escena: La hojas se mueven por acción del viento de otoño mientras, la cámara (el observador), permanece fija observando con cierta actitud intimista. De igual manera, son los barcos los que se mueven con suavidad, amarrados a sus asideros fijos de primer término, mientras el agua, es mecida sutilmente por el viento...











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