De nuevo Santiago Niño Becerra, nos recuerda que esto (la austeridad) ha llegado para quedarse; que ya no regresaran los tiempos de la sociedad de consumo para la inmensa mayoría de la población; que las pensiones serán sustituidas por meras ayudas para todo el mundo con independencia de lo que se hubiere cotizado y de forma retroactiva (también se aplicara a las actuales)…
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/economia/2015/02/22/volveremos-2006-austeridad-sera-vida-futura/0003_201502G22P37991.htm (copiar y pegar en la dirección del navegador)
Y dicho así de claro, de nuevo me entran las dudas sobre si yo estoy preparado para ese momento; si lo estamos todos los que nos hemos estado preocupando por este tema.
A mi modo de ver, hay que tener claro las respuestas a las siguientes preguntas:
1.- ¿Podré subsistir con el 50% de la pensión que ahora se supone que tendría que cobrar?
2.- En el caso de jubilarnos ¿tendremos posibilidad de algún ingreso extra, para compensar una mísera pensión?
3.- En el caso de seguir trabajando sin jubilarnos, ¿tendríamos trabajo nosotros, los autónomos, y ya muy mayores?
Respecto a la primera pregunta, la respuesta esta clara: podríamos subsistir (muy justo) si los dos cónyuges la cobramos, pero si uno desaparece…
Con lo que se supone cobraremos si finalmente se reduce esa prestación al 50%, nuestros ingresos se reducirían en un 25% gracias a que uno de los seguros es privado (HNA) y ha de suponerse que este no se reduciría.
Por ello conviene aumentar ahora (nosotros, ya lo hacemos en la medida de lo posible), las aportaciones a cualquier seguro privado que poseamos y reclamar el 100% de lo acumulado en la jubilación (no, en pagas mensuales), para que la influencia de la posible desaparición de uno de los cónyuges, sea la menor posible (naturalmente, esto depende de las cláusulas de cada seguro).
La segunda cuestión, está también clara: mientras no cambie la legislación actual lo único que podremos hacer es invertir nuestros ahorros, para así poder sacarle un beneficio que complemente nuestra pensión. Consistiría en aumentar la cantidad invertida, con el completo acumulado de una de las pensiones, mientras la otra (la pública) se transformaría en una paga que complemente al resto; justo lo contrario, de lo que hasta ahora habíamos supuesto...
A todo esto, tendríamos que preguntarnos si dispondremos de ahorros, a los que sumar los correspondientes al monte mensual de la pensión, con lo que ir compensando aquella. Naturalmente, de tenerlos, tendrían que estar invertidos para poder sacarles un rendimiento pues, de otra forman, dependerá muy mucho de los años que vivamos en esa situación y de la cantidad ahorrada, para poder hacerlo con cierta tranquilidad económica por suficientes años.
A todo esto, tendríamos que preguntarnos si dispondremos de ahorros, a los que sumar los correspondientes al monte mensual de la pensión, con lo que ir compensando aquella. Naturalmente, de tenerlos, tendrían que estar invertidos para poder sacarles un rendimiento pues, de otra forman, dependerá muy mucho de los años que vivamos en esa situación y de la cantidad ahorrada, para poder hacerlo con cierta tranquilidad económica por suficientes años.
La tercera es, a mi modo de ver, la mas problemática de divisar. Es de suponer que la legislación sobre las aportaciones a la S.S. seguirán siendo independientes de la edad del aportante, como sucede en la actualidad. En este caso, todo dependerá de si los ingresos por el trabajo superen mensualmente, y en qué cantidad, las cuotas de esas aportaciones a la S.S. Si dichos ingresos no superan consistentemente la suma de la supuesta paga de retiro mas las cuotas de la S.S., no merecerá la pena seguir trabajando. Sea como fuere, esto es el único caso que no se puede programar pues las variables incontrolables por nosotros, pueden cambiar sustancialmente.
Pero hay una cosa que nunca cambia: cada generación de posibles clientes, trabaja con generaciones similares o posteriores; casi nunca lo hacen con generaciones anteriores, especialmente si son muy distantes. Con esta certeza, las sospechas sobre lo que nos espera en este aspecto, no son para tirar cohetes; mal asunto si pensamos en que la solución de seguir trabajando, sea una opción…
Una solución, sería olvidarse de la actividad profesional y montar un negocio donde el cliente consuma servicios o productos de la empresa y no de nadie en concreto. Quedaría superado el problema generacional profesional, aunque aparecerían otros de riesgo en la inversión que , a nuestra edad, serían difíciles de asumir. Mal asunto también...
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