viernes, 14 de septiembre de 2018

Diario de un hortelano urbano (253). La conservación, en fresco, de frutas y verduras

En otros capítulos de esta serie ("Diario de un hortelano urbano") y otras ("Preparando la jubilación", "La autosuficiencia urbana" y "La nueva crisis energética") hemos ido estudiando las distintas formas de conservación de alimentos, entre las que destaca la conservación de  frutas y verduras, bien por desecación o bien por congelación. Pero hasta ahora no habíamos estudiado la forma de conservar largamente en fresco, la fruta y verdura.

La forma mejor de conservar por largo tiempo frutas y verduras en fresco, es con frío pero en un ambiente libre de virus, bacterias, mohos y hongos; nada como en un ambiente de aire limpio, conseguido con un potente desinfectante: dióxido de cloro.


Una pequeña perforación en un pequeño frasco de CDS (o MMS sobrante), podrá hacer que el dióxido de cloro pueda evaporarse lentamente del agua contenida, a temperaturas inferiores a los 10ºC

El dioxido de cloro es un gas muy tóxico por inhalación (muy oxidante) pero con una capacidad de desinfección tremenda.
De la fabricación de CDS para fumigar las plantas, siempre quedan residuos de MMS (o CDS) que se pueden aprovechar en esta importante labor de conservación de vegetales adquiridos o de la cosecha propia...


La evaporación lenta de dioxido de cloro, hacen del aire y materiales de la nevera, un lugar 100% aséptico y, por ello, con altísima capacidad de conservación en el tiempo

Solo hay que recolectar los residuos de MMS (o una parte de CDS fabricado) y, tras introducirlos en una botella 100% de plástico, dejar que el dióxido de cloro (ClO2) que todavía contiene, pueda evaporarse lentamente (gracias a la baja temperatura existente en el interior,  se realizara de forma muy lenta y con larga duración en el tiempo), desinfectando con ello todo el aire y materiales de la nevera y evitando que frutas y verduras puedan estropearse; en estas condiciones, algunas frutas y verduras pueden durar muy frescas semanas o , incluso, meses…


- Diario de un hortelano urbano (120). "Compostaje" en un piso de ciudad
- Diario de un hortelano urbano (140). Desecadora de alimentos
- Diario de un hortelano urbano (150). El otoño, el huerto y la jubilación
- Diario de un hortelano urbano (160)Rentabilizar la calefacción del huerto (2)
- Diario de un hortelano urbano (170). Pruebas de consumo eléctrico (4)
- Diario de un hortelano urbano (190). Desinfección del sustrato (2). La cuarentena
- Diario de un hortelano urbano (210). Desecados de la huerta y embutidos
- Diario de un hortelano urbano (220). El verano que se acerca
- Diario de un hortelano urbano (230).  Epilobium parviflorum  
- Diario de un hortelano urbano (240).   Consecuencias climáticas 
- Diario de un hortelano urbano (241).   El Epilobium y la tensión
- Diario de un hortelano urbano (242).   Nueva iluminación baja 
- Diario de un hortelano urbano (243).   El calor del verano 
- Diario de un hortelano urbano (244).   Cataratas
- Diario de un hortelano urbano (245).   Gazpacho de desecardos de la huerta 
- Diario de un hortelano urbano (246).   DMOS
- Diario de un hortelano urbano (247).   ¡Un asco de temporada! 
- Diario de un hortelano urbano (248). No es mas rico, el que más tiene...
- Diario de un hortelano urbano (249). Esperando el otoño
- Diario de un hortelano urbano (250). De nuevo en Galicia
- Diario de un hortelano urbano (251). Preparando el regreso
- Diario de un hortelano urbano (252). Oidio y CDS
- Diario de un hortelano urbano (253). Conservación, en fresco, de frutas y verduras


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