domingo, 16 de diciembre de 2018

Diario de un hortelano urbano (277). Setas y niscalos

Tras una temporada en Galicia, regresamos a Madrid con nuevos alimentos frescos y cargado el espíritu con huevas experiencias. En cada viaje, en cada ocasión que nos acercamos a Galicia, me identifico mas con esas tierras y aquellas gentes.



Una vez mas, regresamos con el maletero absolutamente cargado de alimentos de todo tipo, que nos proveerán de alta calidad hasta el próximo viaje, ya a comienzos de la primavera. Nuestros planes económicos, también en cuanto a la alimentación, seguimos poniéndolos en práctica con buenos resultados. El complementar la alimentación básica obtenida en Madrid, con la de alta calidad de Galicia, es fundamental para la calidad general de nuestra alimentación y el bajo coste de la misma.



En esta ocasión hemos iniciado una actividad completamente nueva para nosotros: la búsqueda y recolección de setas comestibles, o no.
Y es que en Galicia no suele haber grandes buscadores, mas que los lugareños, ya que tampoco hay montes lo suficientemente limpios y soleados como para que se den en abundancia, al menos los llamados niscalos, que son a lo únicos que nos hemos atrevido a recolectar, de momento. En casi toda España, todos los otoños se llenan los hospitales de gente intoxicada dónde, incluso, hay fallecimientos. Por ello, nosotros solo nos limitamos a lo que resulta difícil confundir y, en el caso de hacerlo, las parecidas, son todas ellas comestibles.



Como siempre, de forma autosuficiente, recolectamos lo que pensábamos que eran niscalos y consultamos a varios expertos, que nos lo confirmaron, ademas de hacerlo con las dos guías que habíamos llevado. A partir de ese momento, realizamos un estudio concienzudo de esa especie, de tal manera que ya resulta imposible confundirlas con ninguna seta parecida, en cuanto se realicen algunas disecciones básicas. Naturalmente es en casa , tras la recolección, dónde se realizan las disecciones de rigor y la comprobación seguras de su clasificación.









Una de las cosas investigadas con buenos resultados es su forma de conservación, llegado a la conclusión de que el congelado es el mejor sistema con gran diferencia (hemos probado también el desecado). Este, además, te permite tener siempre un buen montón de niscalos almacenados, recolectados a ratos perdidos y no necesariamente tras una jornada especifica. En el transporte, al divisar un pinar apropiado, bajamos del coche un ratito con la tradicional gallega cesta de castaño y recolectamos media docena en un ratito y que, directamente, serán congeladas nada mas llegar. Al poco tiempo, tenemos almacenados tres docenas, para un par de comidas, sin grandes esfuerzos (no hay que abusa de las setas pues siempre son algo tóxicas y el hígado puede sufrir)


Aunque no para consumo, hemos recolectado infinidad de setas por una simple cuestión estética al fotografiarlas o curiosidad en clasificarlas. Es tan amplio el mundo y variedad de las setas que abrumados por lo que encontrábamos, decidimos posponer esta actividad para mas adelante…




Naturalmente la provisión de grelos finos frescos auténticos (en Madrid, por ejemplo, venden nabizas por grelos), también han aumentado con una nueva remesa destinada a la congelación y que tan bien funcionan en los caldos gallegos. Para otro tipo de caldos y sopas, ya tenemos almacenados suficiente caridad de desecados, para muchos meses. Como en otras ocasiones, seleccionamos "lo fino de entre lo fino", separado las puntas de los grelos destinada al congelado, de los tallos tiernos que nosotros destinamos al desecado y realización de polvo de "desechos" de vegetales (distinto que los desecados de grelos)…








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