Con especial ilusión visité esta exposición en la sala de exposiciones de la Fundación ICO (C/. Zorrilla 3. Madrid). Mi decepción ha sido, como casi siempre en fotografía de arquitectura, grande… Es evidente que a nadie le interesa la fotografía de arquitectura, pese a que ahora parece estar de moda la cita...
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No puedo negar que la exposición tiene apariencia de cuidada (aunque se plantean vitrinas delante de algunas fotos, conteniendo algunas revistas, que impiden su visualización correctamente); con un catalogo teóricamente bien editado; con un orden cronológico exhaustivo, pero una exposición que no tiene mucho sentido en cuanto a fotografía de arquitectura, aunque posiblemente sí en cuanto a anecdotario gráfico de arquitectura moderna española.
Las razones quiero apuntarlas claramente para no llevar a engaño a nadie:
1.- Pese al orden cronológico arquitectónico, es evidente que no se ha ordenado en ningún aspecto fotográfico. Ni por la estética presente en la imágenes, ni por las técnicas utilizadas, ni tan siquiera por sus autores fotógrafos, la muestra no tiene el mas mínimo interés. Prueba de ello es el elevadísimo número de imágenes sin autor conocido que se han presentado, mas como interés por la obra fotografiada que por la propia imagen: la fotografía no interesa, pero sí lo anecdótico de lo que muestra.
2.- Pese a que se pretende sea una visión histórica, no se separan claramente los trabajos originales de las copias actuales realizadas, en muchas ocasiones, como malas reproducciones de copias en papel. Es evidente también aquí el poco interés que se tiene en la imagen, aunque sí, de nuevo, por el anecdotario arquitectónico.
3.- El catálogo, de igual manera que la propia exposición, es un cumulo de buenos aspectos aparentes que, en muchas ocasiones, denotan también una falta de respeto por la imagen y sus autores. El colmo llega cuando algunas de las reproducciones incluso están cortadas en lo que es fundamental de la imagen; también aquí (como en la mayoría de las publicaciones) la secretaria, o el maquetista, ha decidido cortar lo que no le ha gustado de esa imagen, o bien le molesta para la composición de la maqueta...
En resumen, otra absurda exposición en cuanto a fotografía de arquitectura, aunque, como he dicho antes, puede ser acertada en cuanto a anecdotario arquitectónico para las aburridas, tediosas y calurosas tardes del verano madrileño (las salas, tienen un buen aire acondicionado).
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