Hoy he empezado a montar a las ocho de la mañana. Pocos ciclistas había, salvo algún que otro profesional que hacen grandes rutas día a día. A las diez me he tenido que marchar pues ya no se aguantaba el calor. Incluso empecé con algún síntoma que no me gustó nada...
Mañana he de comprar otro bidón nuevo para el agua, que aguante el calor sin desprender sabores ni olores, lo cual limita por debajo mucho los precios.
Lo curioso del caso es que era la hora en la que mucha gente empezaba a circular por el carril bici haciendo deporte. ¿Con treinta grados, a las diez de la mañana , y empiezan a hacer deporte? ¿Que temperatura tendrán a las doce? ¿38-40ºC?
Claro, por el camino de regreso ya he visto algún caso de insolación pero, ¡es que hay que tener narices!
La conclusión para mí, es clara: en Madrid, en verano, nunca después de las diez de la mañana, y viajando siempre, con un exceso de agua importante...
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