martes, 13 de agosto de 2013

Un mundo feliz


He examinado las webs de algunos de mis compañeros y, curiosamente, ninguno de ellos trata los temas que yo trato. Lo suyo es exclusivamente, y de forma aislada, la arquitectura. Por ello, parecen islas en medio del océano... y que por otra parte tampoco se intuye éste. ¿Será que los problemas profesionales solo los tengo yo? ¿Que todos ellos tienen trabajo suficiente como para subsistir sin preocuparse de nada más? ¿Que la crisis solo me ha llegado a mi? ¿Que está mal visto el que tengan problemas y se den a conocer?

Yo procuro contar la realidad actual de esta profesión visto desde el ámbito personal; cuales son las soluciones a sus problemas y las posibilidades de caminos por tomar... Pero, según la inmensa mayoría de las webs de mis compañeros, parece que esto no "vende" y,  para ello, según parece, mejor hemos de dar la imagen de vivir en un mundo feliz...

Cierto, el hecho de que la energía eléctrica, o la gasolina,  sea muy cara, aparentemente no tiene interés respecto a la imagen de una arquitectura. Pero explica perfectamente, y te da pistas consistentes, sobre la razón por la que el fotógrafo no ha utilizado un día mas en explicar de mejor manera esa arquitectura y se ha limitado a realizar lo obvio, con algún personaje movido, por cierto, que le da un aire mas "moderno".

Te da pistas, sobre las razones por las que las escenas nocturnas son mayoría en los reportajes actuales: visten mucho y se llevan muy poco tiempo. Las razones por las que, ahora, casi nadie se enfrenta a la arquitectura de forma cruda y sin adornos;  sin azulitos, perritos, ovejitas, fantasmitas y los demás aderezos ahora acostumbrados...


- La energia solar, abrasa los ahorros de 55.000 familias

3 comentarios:

  1. Hola Javier.
    A mí me ocurre algo parecido cuando en alguna reunión sostengo que esta crisis es paradigmática en cuanto a que requiere de un cambio de modelo socio-cultural: ser menos materialistas y relacionarnos adecuadamente con la naturaleza, en resumen. Todos me miran con cara rara y como diciendo ¡ya habló el cenizo de turno! Pienso que nuestros gobernantes, y los políticos en general, deberían ya estar alertando al pueblo sobre este asunto y realizar una labor de concienciación adecuada sobre la nueva era que nos toca, ya, vivir. Y es que el parámetro para medir el crecimiento de un pueblo debe dejar de ser el económico sólo para dar paso a otros valores inmateriales cimentados en la cultura y el desarrollo intelectual del ciudadano.

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  2. Esta misma experiencia la he tenido yo de forma casi continua (ahora, parece que menos). El caso mas sangrante fue la de un constructor que me llamo cenizo cuando comentaba la que se nos venía encima; que el terreno terminaría por no valer nada y las viviendas bajarían al 50%...

    Entiendo perfectamente que alguien que ha invertido sus ahorros en terreno para construir, no quiera escuchar semejantes augurios. Pero era tan evidente y él, tan poco previsor, que ahora esta completamente arruinado y, en mi opinión, sin ninguna posibilidad de recuperación en el medio plazo...

    Esto creo que es lo que hay que evitar en nuestra profesión, enfrentándose de cara a ella (también en la forma estética) y que es justo lo que no parece que se esté haciendo: se sustituye la expresión de la arquitectura, por la foto bonita; la adaptación a la nueva escala económica, por el "sálvese quien pueda"; la economía, por la trampa de la gratuidad a cambio de salir publicado...Como comentaba un conocido amigo de la edición arquitectónica, ¡esto es un suicidio colectivo!

    De igual forma sucede con la impresión en papel donde, sin ninguna duda tras este verano, cerraran muchas de las imprentas en las que trabajan algunas de las editoriales arquitectónicas nacionales; no se puede imprimir por debajo del coste, con la esperanza de así seguir trabajando y salvarse de la quema: el mercado termina por desaparecer y se lleva con él a todo el sector.

    Frente a todas estas actitudes suicidas, está el trabajar con seriedad, a escala (tanto económica como estética) y, completando los actuales pingues ingresos, con otras actividades en paralelo relacionadas ¡Hay que diversificar, sin destruir lo logrado hasta este momento!

    Pero parece difícil hacerse entender, cuando ello supone un esfuerzo extra que el del "sálvense quien pueda", en el mundo de la "casi gratuidad" de costes, de la actual fotografía digital de arquitectura ¡es tan fácil y tentador tirar los precios...! ¡Es tan fácil y rápida utilizar la estética de la foto efectista!

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  3. El colectivo de arquitectos nos hemos suicidado colectivamente de dos maneras: una, tirando los precios y, otra, bajando la calidad del servicio prestado aprovechando el desconocimiento general del cliente. Como consecuencia de ambas cosas, que incluso no siempre se han dado conjuntamente, la percepción del trabajo del arquitecto ha quedado infravalorada por el usuario hasta el punto de evitar contar con nuestros servicios en caso de no ser legalmente necesario o, incluso, siendolo. Es vergonzoso, por ejemplo, cobrar 12000 euros por una vivienda unifamiliar de 250 metros, incluida también la dirección de obra del aparejador y todo lo relativo a Seguridad y Salud. Así no se puede trabajar dignamente y dar un servicio adecuado.

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