jueves, 22 de octubre de 2020

Desde mi submarino (43). Empachado de guarnición

Mis hijos están empeñados en que haga un libro resumen de mi trabajo durante 40 años. Llevan varios años proponiéndomelo y a mi, aunque pueda parecer absurdo,  me da una pereza tremenda.
 
Fueron unos años de un esfuerzo realmente sobrehumano y que, ahora que los recuerdo, me resultan ciertamente desagradables. Disfruté un montón de la arquitectura y la fotografía pero de ninguna de las maneras de los disgustos por las chapuzas del medio (laboratorios fotográficos, fotomecánicas -supuestamente profesionales-,  revistas y publicaciones especializadas nacionales, mis propios compañeros, colegios profesionales de arquitectos y demás fauna que merodea por este campo). Respecto de mi trabajo, soportar tanta chapuza, fue toda una decepción que he tenido que sufrir hasta el último día, antes de mi jubilación.

Juan Navarro Baldeweg. Negativo original de una de sus maquetas

Cierto es que a lo largo de los años fui creando una profesión pues, cuando empezamos, al menos en España, no había nadie que se dedicara a la imagen de arquitectura. Y mucho menos con mi planteamiento: el arte, de existir, es el del arquitecto y no del fotógrafo. Nunca intente otra cosa que hacer que se viera y entendiera la obra que otro, el arquitecto, había creado y realizado.

Esto no se entendió nunca en la profesión hasta que no pasaron muchos años e, incluso ahora,  algunos de mis compañeros reniegan abiertamente de mi trabajo en favor de otros muchos mas espectaculares basados en hacer "arte en imagen" en base a una arquitectura; yo siempre quise ser artesano de la imagen de arquitectura, probablemente porque estaba enamorado de la arquitectura y la fotografía me importaba menos.

Briales, Solans, Del Amo. Rehabilitación de oficinas en Madrid

Los que yo suponía clientes que entendían mi trabajo, fueron cayendo uno a uno en mi decepción y los que no lo hicieron, fue consecuencia de su desaparición. Cuarenta años trabajando con muchos de ellos cuando al final te das cuenta que no han entendido nada; era todo una pose absurda mas relacionada con las modas que imponían en cada momento los mas conocidos de sus compañeros. ¡Uf! ¡que empacho sigo teniendo!

Y alguien podría pensar que me siento frustrado en mi vida profesional, pero no;  lo importante no es poder hacer que queden las cosas como uno quiere, sino tener la certeza de que se saben hacer, y bien... Al igual que mi fotografía, es más una postura introspectiva, que otras cuestiones añadidas...

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