Estas últimas vacaciones, la verdad es que han sido distintas a todas cuantas hemos tenido hasta ahora. Nuestra estancia en Galicia ha estado dedicada a recolectar plantas (esquejes), plantar, desbrozar un terreno y prepararlo para lo que pueda venir. Y no es que tenga un proyecto concreto, pero si sé que existen posibilidades de que tengamos que escapar de Madrid al campo, para capear las consecuencias de la guerra, o de la agenda 2030...
Atrás han quedado las visitas a restaurantes; la pesca, las marchas continuas a lo largo de todas las vacaciones, las visitas turísticas a otras poblaciones. Ha llegado el momento de vivir las pautas y tiempos rurales, para nosotros habitantes de la ciudad. Y en este sentido, el huerto de Madrid, ademas de proporcionarnos alimentos, se ha transformado en complementario de aquel terreno, donde vamos criando las plantas, con luz artificial o natural, que en unos meses llevaremos y plantaremos allí.
Desbrozando, tras tres meses de haberlo hecho antesManzanos, naranjos, limoneros, aguacates, mangos, castaños.., además de arces, gynkcos, bimbios, laureles, epilobium, berruguera y artemisia, son las especies criadas en Madrid y trasplantadas a ese terreno de Galicia. También hemos aprendido a trasplantar en su momento (final de la temporada primavera-verano) y no como hemos hecho la última vez, transplantándolos justo antes de los calores y las sequías del verano, en plena preparación de la de primavera-verano; suponemos que esta última plantación, habrá sido un fracaso completo por ir en contra de la naturaleza, como suelen hacer los paletos habitantes de las ciudades. Aunque, eso es cierto, nunca es tarde para aprender, no tenemos ya tanto tiempo como para tener muchos fracasos de estos.
Aquí también entra el tema de las hormonas enraizantes, que atisbé en la entrada anterior, para acelerar esa adaptación de nuestras plantas al clima de esas tierra gallegas. ¡Nuevos e interesantes experimentos nos esperan!.
Por otro lado, el vino envejecido por nosotros esta exquisito pero, a mi no me terminaba de sentar bien pues me produce acidez, al igual que otros mucho vinos de Ribera, algunos de Rioja y muchos de Galicia. He analizado su PH que llega hasta los 3,38 exactamente igual al que presenta el Protos de crianza, que tampoco me sienta bien.
Mezcla de Bicarbonado Potasico (90%) y Tartrato potasico neutro (10%), para la corrección de la acidez del vino |
La idea era ir subiendo el PH en distintas etapas hasta que, en una cata a ciegas con mi familia, eligieran el mejor a su gusto que, ciertamente, coincidió con el mío. Tras eso, aproveche una comida de tres (a mi hija no le gusta el vino tinto) para sacar una botella que consumimos entera para ver resultados: ni nos sentó mal a ninguno, ni fue indigesto, ni nos produjo dolor de cabeza, ni acidez y su sabor era, incluso, mas exquisito que el original.
Tras haber tomado este vino durante la comida, al final de la misma les di a probar el original y, por unanimidad y sin ninguna discusión, comprobaron que estaba mucho peor que el nuevo. Para realizar este, lleve el PH hasta los, aproximadamente, 3,8 añadiendo 1gr cada 700ml de Sanavin (90% bicarbonato potasio y 10% tartrato potasio neutro).
- Autosuficiencia urbana (1) Fabricación de pan en casa (1)
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